jueves, 23 de abril de 2015

Juan Goytisolo


Con motivo da concesión a Juan Goytisolo do Premio Cervantes, limos na clase este texto do autor de Señas de identidad:
Juan Goytisolo, “La destrucción del paisaje”, elpais.com, 10.08.2014
Para quien haya conocido la costa mediterránea española de hace medio siglo viajar hoy día por ella es presenciar una feria de horrores y un involuntario ejercicio de masoquismo. ¿Qué queda de las playas cercanas a la audaz incursión marítima de Peñíscola, de la orografía rocosa de Altea, de la suave manga de arena del mar Menor de Murcia?
Recuerdo mis visitas a ésta cuando el único edificio existente en ella era un pequeño pabellón de recreo situado junto a la gola y los pescadores sólo podían acceder a la zona de mayor riqueza piscícola una vez al año, en el día fijado por el cacique de aquel impoluto lago que imitaba a Franco con traje y gorra blancos, erguido en la cubierta de su pequeño yate.
La necesaria transformación de nuestras anticuadas estructuras económicas a fin de procurar una vida digna a sus habitantes se llevó a cabo con disparatada premura. El culto al hormigón y al dinero fácil unido a la falta de planes de desarrollo sostenible adaptados a la configuración del paisaje y a la incultura de los promotores y de la clase política asociada a ellos cuajaron en un agobiador panorama de ladrillo y una grotesca ostentación de nuevo rico. Se quemaron las etapas en una feroz arrebatiña de licencias de construcción dejando tras sí un erial de apartamentos vacíos y un horizonte de vacuidad desolada.
El efecto perverso de la machacona publicidad a toda página de una foto con la leyenda “Descubre la playa más solitaria del mundo” propició la invasión de esta por un tropel de curiosos ávidos de soledad. En vez de salvar lo que debía ser preservado en armonía con el progreso y bienestar de la población se destrozó el ámbito que la sustentaba con un fervor y denuedo dignos de mejor causa. La estrechez de miras, el señuelo del provecho inmediato, la perspectiva ilusoria de una prosperidad ininterrumpida acabaron con una España que debía cambiar pero no del modo insensato en el que se efectuó.
Hermosos pueblos de Andalucía, configurados con la delicada imbricación de las aldeas bereberes del Atlas, cedieron el paso al desastre urbanístico de Mijar o Mojácar con sus casas encaramadas unas sobre otras a fin de avistar el mar garantizado por los promotores en un amazacotado conjunto falto de gracia que alcanza las proporciones de una pertinaz pesadilla o espectacular adefesio.
Eramos pobres, nos soñamos ricos y al despertar del sueño descubrimos que somos pobres de nuevo y, como hace medio siglo, tenemos que buscarnos no ya los garbanzos sino el menú de los fast-food fuera de nuestras fronteras. A la autosatisfacción chovinista de los años de vacas gordas ha sucedido el desengaño y amargura provocados por la falta de futuro y el naufragio de nuestras previsiones y anhelos. Ni siquiera nos queda el refugio de volver al claustro materno de unos pueblos devastados por la barbarie inmobiliaria. Los parques naturales que sobreviven en las proximidades de la costa andaluza, de La Almoraina a Cabo de Gata, perduran de forma precaria. Los planes faraónicos permanecen al acecho de nuevas presas. Alcornocales, pinares y otros bosques centenarios corren el riesgo de ser barridos por un monstruo como el del hotel de Carboneras, un golf resort de 18 hoyos o un coto de caza para jeques del Golfo. (¿Para qué ir a masacrar elefantes a África si podemos traernos unos cuantos ejemplares a la Península y disparar heroicamente a su manso testuz en un cómodo safari sin correr el riesgo de una caída y rotura de cadera?). La prepotencia de los saqueadores campa a sus anchas y son recibidos como reyes por nuestros políticos (Barcelona y Madrid emularon noblemente en rendir tributo al Gran Casino de Las Vegas, el filántropo Adelson).
Lo elaborado pacientemente por nuestros agricultores y artesanos —los bancales cuidadosamente escalonados de la costa alicantina, las bellas alquerías almerienses— ha sido víctima del atropello por una seudomodernidad sin contenido estético alguno. Nada o casi nada del nuevo panorama arquitectónico de la oxidada Marca España está hecho para durar sino como ejemplo de estropicio y absurda grandilocuencia: Ciudades de las Artes sin arte y de las Ciencias sin ciencia, convertidas en una concha vacía como el cráneo del cerebro que las concibió.
Las generaciones venideras juzgarán como corresponde la codicia de unos y prepotencia de otros en su miope concepción de un progreso que se ha desvanecido como un espejismo a costa de la destrucción de un paisaje que permanece vivo en la memoria de los viejos pero que ya no se recuperará jamás.

domingo, 19 de abril de 2015

Un novo desastre ecolóxico, por Luzía Pardo Abuín

Pesqueiro ruso nunha imaxe tomada polo Exército do Aire
O buque ruso Oleg Naydenov chegou ao porto canario de La Luz y Las Palmas (Gran Canaria) o 1 de marzo. O plan que tiña era realizar labores como repostar combustible e, a partir do 11 de abril, continuar a súa viaxe rumbo a Mauritania. Mais ese mesmo día declarouse o incendio que rematou co afundimento do buque.
O pesqueiro de bandeira rusa rematou no fondo do Atlántico o pasado 15 de abril, a uns 2.400 metros de profundidade e a unhas 15 millas (24 kilómetros) ao sur de Gran Canaria.
Ante o risco que supoñía manter atracado o buque no porto debido a unha explosión, a Capitanía Marítima de Las Palmas optou por levalo, na madrugada do 12, a mar aberto. Tamén se intentaba evitar que un posible vertido acabara afectando á cidade de Las Palmas e á planta potabilizadora da zona.
A decisión de levalo a alta mar foi moi cuestionada e criticada porque, neste punto, un posible vertido resulta moi difícil de controlar e o risco ecolóxico é maior.

Oleg Naydenov é un vello coñecido de Greenpeace, como recordou Julio Barela, membro desta organización ecoloxista. Greenpeace denunciouno perante a Comisión Europea por pesca ilegal, xa que faenaba en zonas onde están prohibidas as capturas. Tampouco cumpría a normativa de Senegal, onde se lle tiña prohibido operar.
As dimensións do accidente están sendo moito menores, de momento, que as do Prestige. Aquel buque transportaba 77.000 toneladas de combustible, fronte ás 1.400 do Oleg Naydenov.  Porén, a zona á que foi levado o buque tras o incendio está próxima a unha área que o Ministerio de Medio Ambiente está protexendo baixo a figura de Lugar de Interese Comunitario (LIC) polo seu importante valor ecolóxico.
Aínda así, podemos apreciar cinco diferenzas e cinco semellanzas entre o Prestige e o Oleg Naydenov:

Diferenzas:
  • 1.     Un ía navegando, o outro non. O Prestige non estaba amarrado ao porto.
  • 2.     As proporcións. O Prestige medía 246 metros de eslora fronte aos 108 do Oleg Nayddenov; o petroleiro levaba 77.000 toneladas de cru nos seus tanques, máis o seu propio combustible, mentres que o pesqueiro só levaba o fuel necesario para a navegación, 1.400 toneladas.
  • 3.     O estado dos barcos. O Prestige era un buque monocasco que non resistiu os embates dun temporal, o Oleg Naydenov acababa de ser reparado nuns estaleiros de La Luz (Astican).
  • 4.     A distancia da costa. O Prestige afundiuse a 250 kilómetros da costa galega, mentres que o Oleg Naydenov foise ao fondo do mar a só 20 da illa de Gran Canaria.
  • 5.      A reacción oficial.

Semellanzas:
  • 1O PP. A xestión dos accidentes do Prestige e do Oleg Naydenov correron por conta de técnicos e autoridades do Ministerio de Fomento baixo gobernos do Partido Popular (2002, con Aznar, e 2015 con Rajoy).
  • SSen refuxio. En ambos casos se ignorou a necesidade de achegar aos barcos en situación crítica a portos de refuxio onde poder controlar posibles vertidos.
  • 3O paseo errático. Tanto en Galicia como nas Illas Canarias optouse por lle dar un paseo ao barco accidentado.
  • 4O afundimento. Ambos sucesos acabaron coa peor solución, o afundimentos do buque sen lle ter podido extraer o cargamento, o combustible e outros elementos contaminantes do seu interior. 
  •   Apagón informativo. Como acontece sempre nestes casos, a Delegación do Goberno en Canarias decretou o apagón informativo para reducir a un “risco pequeno” as consecuencias do afundimento do pesqueiro ruso.